• Productos fabricados por artesanas de Masaya tienen demanda en el mercado centroamericano

Clarissa AltamiranoCORRESPONSAL/[email protected]

Aunque sus productos tienen buena aceptación en el mercado internacional, uno de sus mayores problemas que enfrentan la mayoría de los pequeños artesanos es la falta de financiamiento para dar respuesta a sus demandas.

Petrona Barrios López, con más de 23 años de dedicarse a elaborar sombreros, escobas y canastas, es una de las pocas artesanas que aún quedan en el barrio de Monimbó.

Barrios explica que su producto lo vende principalmente en Costa Rica, Honduras y Panamá aunque dice que quiere incursionar en el mercado mexicano, donde este tipo de producto tiene buena aceptación.

Afirma que existe poca demanda de su producto en el mercado nacional, razón por la que tiene que viajar a Costa Rica a comercializar su artesanía, la que vende entre 30 y 40 dólares la docena de sombreros de palma, así mismo aprovecha a vender hamacas, canastas y otros productos para aprovechar el viaje.

“Ahorita estoy recogiendo para comprarme una máquina industrial que cuesta 18 mil córdobas para ampliar mi taller”, manifestó.

Esta artesana considera que cuentan con poco financiamiento pero existen diferentes entidades financieras que cobran hasta un 36 por ciento de interés anual que para muchos microempresario significa endeudarse y no resolver su problema.

Rosario Hernández es otra artesana que se dedica a hacer camisas y vestidos bordados a mano, quien —al igual que Barrios— plantea la necesidad de tener créditos con intereses bajos, ya que el principal problema para su colectivo la Diriana de Masaya, es conseguir la materia prima al por mayor ya que le resulta más barato, pero no cuentan con el dinero para comprar, razón por la que se ven obligadas a pedir adelanto de los pedidos que le hacen ya que no cuentan con recurso para comprar la materia prima.

“Nos vemos obligada a pedir el 50 por ciento de adelanto a nuestro cliente, nos arriesgamos a perder la venta pues si el cliente no quiere darnos el adelanto no tenemos para trabajar”, comentó Hernández quien aseguró que su vestuario tiene buena aceptación en Honduras y Costa Rica.

El trabajo que realiza este grupo de 10 mujeres, es minucioso y su proceso dura hasta un día para hacer una blusa bordada a mano.

Estas mujeres han recibido apoyo del Instituto Nicaragüense de Apoyo a la Pequeña y Mediana Empresa (Inpyme) a través de capacitaciones de corte y confección, acabado, promoción y comercialización para participar en las diferentes ferias nacionales e internacionales.