Los impuestos, menos es más
Jorge S. Cisneros
Para la época del emperador Diocleciano, quien gobernó del año 284 al 305, los ciudadanos del imperio Romano estaban sujetos a pagar impuestos que se elevaban al aumentar la producción. El tributum capitis o IR, el tributum soli o impuesto sobre bienes inmuebles y el chrysargyron o IGV. El emperador y sus favorecidos exonerados gozaban de lujos extravagantes mientras tanto los agricultores, artesanos y comerciantes, productores de bienes y servicios, vivían en la miseria. Para poder pagar los altos impuestos muchos ciudadanos romanos se vieron forzados a vender sus medios de producción lo que deterioró la economía e incrementó la pobreza.
Los impuestos incrementan el costo de producción. Este incremento es costeado en parte por el consumidor y en parte por el productor; los precios suben y las ventas bajan; la producción disminuye y el desempleo aumenta. Este es el costo de los impuestos por servicios recibidos. Los impuestos son necesarios para financiar proyectos que benefician a la sociedad en general; por ejemplo: carreteras, hospitales, y escuelas. Pero cuando los impuestos son excesivos causan deterioro en el nivel de vida de la población. Siendo los más afectados aquéllos que por tener un salario restringido no tienen la capacidad monetaria para ahorrar o invertir ya que la mayor parte de su salario es utilizado en el consumo de bienes y servicios.
Todos los artículos de consumo están sujetos a pagar impuestos. Inclusive los artículos de la canasta básica, los que aún siendo exentos, son afectados por impuestos relacionados con su producción y transportación; por ejemplo, entre más impuestos se cobren por un galón de gasolina, mayor es el precio a pagar por los productos de consumo que deben ser llevados a los centros de distribución.
Como ejemplo actual de la importancia que tienen los impuestos en la economía, el 7 de junio del 2001, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, aprobó la reducción de impuestos para reducir los efectos nocivos de la existente recesión económica. La idea es de poner más circulante en manos de los consumidores y emprendedores porque son ellos, no los programas de gobierno, los que generan la producción; son los emprendedores, quienes con su capacidad creativa generan nuevos empleos. En general, los países con más libertad empresarial gozan de mayor nivel socioeconómico que aquellos países con un gobierno más centralizado.
Actualmente los ciudadanos nicaragüenses son sometidos a pagar elevados impuestos que limitan el crecimiento económico del país teniendo esto como consecuencia una contracción en la demanda de bienes y servicios que, por consiguiente, limitan la inversión de capital para la creación de nuevos empleos. Para levantar la economía de Nicaragua se requiere de inversiones que generen ingresos; inversiones que pueden ser iniciadas por el gobierno o por la iniciativa privada. Reduciendo los impuestos el gobierno puede levantar la economía del país; al reducirlos se incrementa la cantidad de dinero en efectivo que la población puede aprovechar para el consumo de bienes y servicios; al aumentar la demanda por bienes y servicios se incrementa la producción lo cual desarrolla la economía del país. Lógicamente, entre más fuerte la economía, mayor la recaudación de impuestos que pueden ser utilizados para mejorar las condiciones socioeconómicas de Nicaragua.
El autor tiene una maestría en Administración de Empresas.