Trabajó como periodista
José del Carmen Cortés, de 48 años, casado y oriundo de Jinotega, es padre de una joven de 23 años y está por ser padre por segunda ocasión.
Cortés lleva once años desempeñándose en el cargo de juez. Los últimos 10 años ha fungido como Juez en Carazo. Cuenta con una maestría en Derecho de empresa.
Recuerda que estudió la carrera de Derecho porque cuando era niño “yo quería ser como esos hombres que se ponen esas pelucas de blanco”, pero también influenciado por una serie televisiva, Petrocheli, por lo que quería convertirse en investigador.
Empezó a litigar al tercer año de la carrera. Pero se topó con los intermediarios, o lo que se conoce como gestores, a quienes Cortés llama “mercaderes”, quienes se dedican a buscar casos a cambio de un porcentaje; a él le cobraban el 20 por ciento y hasta el 30 por ciento de los ingresos obtenidos por cada caso conseguido, lo que no le pareció al ahora judicial.
“Tienen derecho a buscarse la vida”, reconoce, pero aún así él no lo admitía. Fue por eso, rememora, que llegó hasta enfrentar a estas personas que “comenzaron a perjudicarme con mi clientela”. Esto le obligó a buscar nuevos horizontes. Empezó a distribuir su hoja de vida en diversos sitios, como empresas, bancos, incluida una carta que dirigió al magistrado presidente de la Corte Suprema de Justicia, de ese entonces. La solicitud la llevó personal y en la recepción exigió que debía entregarla a la asistente del magistrado, lo que causó una discusión en el lugar, que provocó que la asistente acudiera a la recepción. Sin saberlo, dice, la asistente era conocida suya y prometió llevar la carta.
Al poco tiempo y de manera inusual le llegó un telegrama a través del cual lo nombraban Juez Local Único de la Isla de Ometepe, en Moyogalpa. Esa fue su primera experiencia.
Como litigante obtenía ingresos entre seis mil y siete mil córdobas mensuales. Al consultar cuánto ganaba un juez, la respuesta le sorprendió: 1,800 córdobas. “Yo me quiero ir de espalda, pero yo soy responsable y así me fui a la Isla de Ometepe. En la barcaza, para llegar a la isla quería echarme para atrás; hasta eché mis lágrimas allí, pegué mi lloradita porque fue un choque para mí el salario que estaba ganando y sentía que me estaban mandando al infierno”.
Antes de estudiar Derecho, por la influencia de uno de sus cinco hermanos, el periodista Guillermo Cortés Domínguez, José del Carmen ingresó a la Escuela de Periodismo.
En la secundaria, con un grupo de compañeros había creado un periódico que se llamó Antorcha, que publicaban en la ciudad de Jinotega. Esos recuerdos aún emocionan al judicial. A principios de los años ochenta trabajó para noticieros radiofónicos de su ciudad natal y posteriormente llegó a desempeñarse como divulgador del Ministerio de Salud.