Violencia estanca desarrollo en región
Los crecientes niveles de criminalidad y violencia que afectan a Centroamérica no sólo representan un costo humano y social inmediato, sino que son “un peligro enorme para el potencial de desarrollo de la región”.
Así lo señala el informe titulado “Crimen y Violencia en Centroamérica: un desafío para el Desarrollo”, elaborado por el Banco Mundial.
Ese documento calcula que estas fuentes de inestabilidad podrían llegar a reducir el Producto Interno Bruto (PIB) en la región en un ocho por ciento, en un tiempo que no especifica, tomando en cuenta los costos institucionales sobre áreas como salud y seguridad privada.
El informe señala que un 10 por ciento en la reducción de las tasas de homicidio en la región podría impulsar el crecimiento económico anual per cápita hasta en un punto porcentual. Sin embargo, tal como está ahora, gran parte de la región se encamina en la dirección opuesta.
El documento indica que las condiciones en algunas zonas de El Salvador, Guatemala y Honduras —llamados los países del Triángulo del Norte— “son tan extremas” con cerca de casi un homicidio por cada 1,000 habitantes, lo que tienen socavadas las perspectivas de paz y la estabilidad surgidas tras las guerras civiles en esas naciones según los expertos. Y aunque el estudio señala que en los países del sur Costa Rica, Nicaragua y Panamá, la delincuencia y los niveles de violencia son mucho menores, su constante aumento en los últimos años vuelve ese tema una preocupación seria.
“Las encuestas de opinión pública indican que la mayoría de la población de estos países (se refiere a toda Centroamérica) ve a la criminalidad como un obstáculo para el bienestar presente y futuro”, dijo Rodrigo Serrano-Berthet, especialista en desarrollo social del Banco Mundial y uno de los autores del informe.
“Más allá del ingreso y el trabajo perdido de las víctimas, una tasa de criminalidad elevada perjudica el clima de inversión y desvía los escasos recursos públicos hacia el fortalecimiento del sistema policial en lugar de fomentar las actividades económicas”, apunta el informe.
El informe presenta un análisis detallado de tres de los principales catalizadores de la elevada tasa de criminalidad y violencia en América Central: narcotráfico, violencia juvenil y pandillas, junto a la disponibilidad generalizada de armas de fuego.
Entre los factores señalados que influyen en la violencia que afecta a la región destaca el narcotráfico y calcula que el 90 por ciento de la cocaína que llega a los Estados Unidos pasa por el corredor centroamericano, que existen más de 900 pandillas o maras en América Central, con unos 70,000 miembros. A lo que le agrega la disponibilidad del uso de armas de fuego.
“Los jóvenes de 15 a 34 años de edad conforman la mayor parte de sus miembros (de las pandillas) y representan la abrumadora mayoría de las víctimas de homicidio”, destaca el informe.
De acuerdo con el informe, estos peligros estarían debilitando instituciones claves. La evidencia indica que el narcotráfico incrementa los niveles de corrupción dentro del sistema judicial y empaña la legitimidad de las instituciones públicas en el imaginario social.
Las víctimas del crimen en general tienden a desconfiar aún más del sistema judicial. Aprueban la justicia por mano propia.
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