Estos son los seis países que aún siguen invirtiendo en Nicaragua, pese al alto riesgo de confiscación

El pasado 4 de septiembre, el Departamento de Estado de EE. UU. reiteró a los inversionistas estadounidenses tener cautela al invertir en Nicaragua.

Estos son los seis países que aún siguen invirtiendo en Nicaragua, pese al alto riesgo de confiscación
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Estados Unidos sigue siendo la primera fuente de origen de la inversión extranjera directa de Nicaragua, pese a la fuerte guerra diplomática que el régimen de Daniel Ortega mantiene contra Washington. La advertencia del Departamento de Estado de ese país de elevar los niveles de precaución ante los elevados riesgos de invertir en el país parece aún no calar.

Según datos del Banco Central de Nicaragua, la inversión extranjera directa bruta en la primera mitad de este año ascendió a 1,042.7 millones de dólares, un 23.4 por ciento respecto a igual periodo del año pasado. En paralelo, los flujos netos sumaron 812.4 millones, superior a los 719.8 millones en el período comparado.

El máximo emisor bancario dice que este aumento se debe “en parte al dinamismo del comercio internacional de bienes y servicios, y de la economía mundial”, un factor que también estaría incidiendo en los incrementos observados en Centroamérica.

Pero no todos los recursos que se están invirtiendo en el país son capitales frescos. Los inversionistas mejor están apostando por reinvertir sus utilidades en Nicaragua. Así en la primera mitad del total de inversión extranjera neta, 579 millones de dólares fue reinversión, superior en 317.1 millones de dólares reportados en igual periodo del año pasado.

“Este aumento se explicó en parte por la recuperación de la actividad en todos los sectores de la economía nacional”, sostiene el BCN.

De ese total en reinversión, la industria manufacturera aportó 200.4 millones de dólares; la energía y minas 162.8 millones; comercio y servicios contribuyó con 108.5 millones de dólares; el Sistema Financiero con 51.2 millones; y comunicaciones 37 millones de dólares, entre otros.

También tienen peso otros mecanismos, como los procedentes de instrumentos de deuda con partes relacionadas en el exterior y los aportes de capital de la inversión extranjera, este último relacionado con la decisión del inversor no residente de ampliar su capital invertido en una empresa local.

EE. UU. sigue a la cabeza

Pero ¿cuál es el origen país del capital que aún opta por mantenerse en Nicaragua, pese a la férrea disputa y relación hostil que el régimen de Daniel Ortega mantiene contra el sector privado en general?

Según el Banco Central, Estados Unidos sigue siendo la primera fuente de este ingreso. De los 812.4 millones de dólares, 289 millones fueron de inversionistas norteamericanos, lo que representó el 35.6 por ciento del total de los flujos percibidos. Estos se concentraron principalmente en energía e industria manufacturera.

El pasado 4 de septiembre, el Departamento de Estado de EE. UU. reiteró a los inversionistas estadounidenses tener cautela al invertir en Nicaragua. En su reporte sobre el clima de inversión 2022, recordó que “en respuesta al autoritarismo cada vez más profundo del régimen de Ortega-Murillo, casi todas las instituciones financieras internacionales han dejado de otorgar nuevos préstamos a Nicaragua, y el financiamiento externo caerá drásticamente más allá de 2022”.

“Deben ser extremadamente cautelosos al invertir en Nicaragua”, reiteró. “Los inversores deben tener cuidado con la Ley de Agentes Extranjeros de 2020. Si bien la ley se dirige a las ONG y exime a las entidades comerciales, algunas empresas han tenido que registrarse o poner fin a sus esfuerzos de responsabilidad social”, afirma el reporte. “El Gobierno de Nicaragua no utiliza políticas transparentes para establecer ‘reglas de juego’ claras. Existen sistemas legales, regulatorios y contables, pero la implementación es opaca”.

Y es que después de Estados Unidos, los flujos procedentes de inversionistas canadienses se colocan en la segunda posición de importancia con 129.7 millones de dólares (16 por ciento del total ingresado), siendo los sectores de energía, minas e industria en donde se concentraron las inversiones.

En la tercera posición se sitúa Panamá, con 123.8 millones de dólares (15.2 por ciento del total), concentrándose principalmente dichos recursos en el sector financiero, según el BCN.

Por su parte, los mexicanos inyectaron a la economía nicaragüense 116.1 millones de dólares (14.3 por ciento del total), principalmente en los sectores de comunicaciones; y comercio y servicios.

Y pese a la hostilidad de Ortega con España, estos invirtieron en los primeros seis meses del año 57.4 millones de dólares, representando el 7.1 por ciento del total, concentrándose principalmente en los sectores comunicaciones, pesca, hoteles y restaurantes, entre otros.

Los costarricenses optaron por invertir 22.7 millones de dólares (2.8 por ciento del total ingresado), lo que se concentró principalmente en los sectores de comercio y servicios, industria, agrícola, hoteles y restaurantes, entre otros.

Lo que dijeron a los multilaterales

De hecho, el desempeño de la inversión extranjera fue uno de los argumentos que el régimen de Ortega presentó ante el Fondo Monetario Internacional para que este mejorara su proyección sobre el comportamiento de la economía este año.

El presidente del BCN, Ovidio Reyes, en una entrevista a medios de propaganda de la dictadura, dijo: “En la plática que tuvimos con ellos nosotros pudimos fundamentarles que la economía ha tenido una excelente respuesta con sus exportaciones, que ha habido una buena respuesta también del Sector Servicio, una mayor dinámica de consumo, y que la inversión extranjera directa continuaba”.

Y agregó: “Además de eso, el Sistema Financiero comenzó a reactivar el crédito durante este año. Esos elementos fueron determinantes para que durante el Primer Semestre la economía nicaragüense alcanzara una tasa de crecimiento del 5 por ciento, y eso ya es un hecho, ya hay cifras firmes”.

Estados Unidos advirtió a los inversionistas sobre la poca credibilidad del sistema judicial y menciona que los miembros del poder judicial, incluidos los de niveles superiores, “son corruptos y están sujetos a una presión política significativa y a la dirección del poder ejecutivo, específicamente del presidente y la vicepresidenta”.

El régimen de Ortega ha confiscado empresas, propiedades de organizaciones sin fines de lucro, ha roto relaciones diplomáticas, manipulado las leyes para fabricar delitos a sus adversarios y tiene una férrea persecución fiscal contra las empresas, lo que ha deteriorado el clima de inversión, pese a que los datos del BCN en materia de inversión indiquen lo contrario.