El estancamiento del beisbol nacional
Una frase que escuché mucho en mi estancia de un año en España fue “que no deben preocuparnos las arrugas del rostro, sino las del cerebro”. Recientemente en una de las tantas discusiones que he tenido con un compañero en Doble Play, proponía enfocarnos en el futuro a mediano y largo plazo en el beisbol

Una frase que escuché mucho en mi estancia de un año en España fue “que no deben preocuparnos las arrugas del rostro, sino las del cerebro”. Recientemente en una de las tantas discusiones que he tenido con un compañero en Doble Play, proponía enfocarnos en el futuro a mediano y largo plazo en el beisbol. Conociendo que la Selección Nacional no pudo conseguir fogueos decentes y tampoco se pudieron incorporar todos los jugadores élite del país por diferentes razones, nuestras oportunidades son casi nulas para el Clásico Mundial. Y señalaba en buscar la proeza de ganar un juego para casi asegurar el boleto para el Clásico Mundial de 2026 y enfocarnos en un plan como en su momento lo hizo Brasil (que lo descontinuó con el tiempo) para convertirnos en un equipo competitivo, no superior a las grandes potencias, pero si los suficientemente compacto como para ser un dolor de cabeza para cualquier rival.
“No sos el primero que lo dice, es lo mismo de siempre”, respondió mi compañero con un tono de ser una idea perdida. Y eso me hizo pensar en que las generaciones pasadas se adaptaron a vivir en la derrota, se cansaron de intentarlo y no solo en el deporte, por eso es que la juventud es tan importante para recobrar fuerza y generar esperanzas. Actualmente en Nicaragua se han realizado grandes inversiones en infraestructura como el Polideportivo Alexis Argüello, el Complejo de Piscinas Michele Richardson, el Estadio Nacional Dennis Martínez, que ahora se llama Soberanía, están construyendo un nuevo estadio en Masaya y León, terminaron un estadio de futbol en Matagalpa y ya se presentó el proyecto del complejo de beisbol en el viejo Estadio Nacional.
No digo que esté mal la construcción de esas instalaciones, el problema es que hay más preocupaciones en las arrugas del rostro como dice la frase de Ramón y Cajal, mientras el nivel de nuestro deporte sigue en la lona. El Pomares, que ya tiene más de 10 años de existir, está probado que es un fracaso en el desarrollo de talento, solo les interesa decir que hay beisbol en todo el país, quedando reflejado que la masificación conlleva a un estancamiento. En el beisbol, los proyectos que importan deben ser pequeños y enfocados en la calidad de los entrenadores y ojeadores para seleccionar a verdaderos talentos de los entusiastas. Si Nicaragua sigue compitiendo y la Selección Nacional brinda emociones de vez en cuando es gracias al desarrollo que tienen los jugadores en Ligas Menores, lugar donde realmente dan el salto de nivel.
Espero nunca acomodarme a vivir en la derrota y tener la esperanza que nuestro país se preocupe más por las arrugas del cerebro.