Los dos deseos de Omar Cisneros antes de retirarse del beisbol

A los 26 años ganó su primer título con los Dantos y antes de cumplir 30, fue subcampeón del mundo con la Selección Nacional, pero su ritmo ganador ha disminuido

Los dos deseos de Omar Cisneros antes de retirarse del beisbol

Su discurso puede que esté desgastado. Ya no hay frases explosivas de esas que aseguraban los titulares en los periódicos y estremecían a sus peloteros mientras les extraía lo mejor de su potencial. Su ritmo ganador ha decaído y está consciente de que es más corto el camino que le queda por transitar que lo que ya recorrió, pero Omar Cisneros sigue en pie de guerra.

“Yo no estoy pensando en el retiro. Yo estoy pensando en ser campeón con los Dantos. El año pasado fallamos con un equipón. Espero que este año podemos reivindicarnos y ganar el campeonato”, señala Cisneros en un mensaje que nos luce familiar. Sin embargo, a sus 62 años parece más sereno y le da un poco más de premeditación a lo que sale de su boca.

La última vez que Omar ganó un campeonato fue en 2011 con Estelí, cuando le asestó una barrida 4-0 a la Costa Caribe. Antes había ganado tres títulos con los Dantos (1987, 1988 y 1991), dos con el San Fernando (1994 y 2004) y dos con Matagalpa (2006 y 2008) para sumar ocho en 37 años como timonel en Primera División. Antes fue coach de los Industriales y los Dantos.

“No sé si he sido un buen mánager o no, pero agradezco haber tenido la oportunidad de estar junto a grandes timoneles como Noel Areas, Heberto Portobanco, Argelio Córdoba y Davis Hodgson, quienes me ayudaron con sus consejos y sugerencias a ser el mánager que soy. Uno nunca deja de aprender y yo siempre estoy tratando de ser mejor”, asegura.

Cisneros ha hecho cosas que nadie hizo antes: a sus 26 años ganó su primer campeonato en Primera División con los Dantos (1987) y antes de llegar a los 30, fue subcampeón mundial en Edmonton (1990). No obstante, ese éxito precoz le jugó una mala pasada. Omar se creía el mejor del mundo, vivió rodeado de polémicas y la altivez lo metió en líos constantes.

“Es parte de la inmadurez de uno. Te volvés soberbio, pero la realidad te hace aterrizar, los golpes te hacen ser más prudente y eso es lo que hago ahora, tener más paciencia, ser más reflexivo y ser más respetuoso. Hay un mejor trato con los jugadores y de ellos hacia mí. A lo mejor es por los años que uno tiene. Y uno tiene que potarse mejor”, admite el mentor.

Cisneros tiene dos deseos pendientes para el final de su carrera: le gustaría llegar a 2,000 victorias y dirigir la Selección Nacional en su último año como mánager. Sin embargo, las probabilidades no parecen tan favorables aunque él seguirá tratando de acumular méritos para ver si es posible cerrar con broche de oro esa carrera iniciada en los años ochenta.

“Quiero llegar a 2,000 victorias y quisiera dirigir la Selección para despedirme. No importa el torneo, puede ser un Centroamericano, pero me gustaría hacerlo de esa forma”, indica Cisneros, quien arrancó bien con los Dantos en el Pomares, al ganar tres de cuatro juegos al Bóer. Sin embargo, es claro que necesita ganarlo todo para mantenerse a flote.